La reflexión sobre el WhatsApp.
Con la masificación de los teléfonos celulares “inteligentes”, y el uso de internet móvil, se ha propagado el uso de herramientas de comunicación para facilitar la vida de las personas.
Esto obviamente ha repercutido en los colegios y sus alumnos, poniendo sobre la mesa, por ejemplo, el dilema sobre el uso de los celulares en clase o dentro de su jornada escolar. Y desde luego, también ha repercutido en los Apoderados, ofreciendo nuevas formas para organizarse y comunicarse en función de la actividad escolar de sus hijos.
Desde hace dos o tres años los grupos de WhatsApp de papás y mamás del colegio se han ido extendiendo. Muchos están de acuerdo que ayudan a coordinar, pero hay críticas que ya son lugares comunes: que se usan para pasar información que no tiene nada que vercon el colegio, como datos de nana, venta de cremas, quesos y un largo etcétera. Que hay apoderados que contestan cada mensaje, tengan o no algo que decir, o peor, que mandan chistes y videos que el resto no necesita ni quiere recibir.
Otra queja recurrente tiene que ver con los horarios, porque hay mensajes que llegan a cualquier hora, y no todos ponen sus teléfonos en silencio al dormir. Una mamá de un colegio en Las Condes dice, por ejemplo, que una vez un apoderado de su chat pidió que usaran el grupo para cosas fundamentales porque él trabajaba con el teléfono y le escribían además a horas inapropiadas. “No tuvo buena respuesta”, dice y agrega que algunas mamás se enojaron y se salieron. Más complicado todavía es si ponen en el grupo temas extracurriculares que producen peleas, tal como explica una apoderada que ocurrió el año pasado cuando a la semana de creado el grupo del kínder de su hija hubo que poner límites. “Se nos fue de las manos. Tuvimos que decir que no se puede hablar de temas que dividieran como política, religión o aborto”.
DESAFÍOS
Hay colegios que están empezando a mirar la existencia de grupos de WhatsApp con cierta preocupación y a dar pautas para usarlos. Pero como en la mayoría es una comunicación extraoficial, no pueden intervenir ni impedirles a los padres tenerlos.
En eso, la responsabilidad de los colegios es tan importante como el criterio de los padres, y los establecimientos tienen que saber que en tiempos de redes sociales, los vacíos de información se llenan rápidamente, lo que significa que deben ser claros sobre cuáles son sus canales de comunicación y proactivos para mantener a su comunidad al día, sobre todo cuando hay situaciones que se salen de lo habitual, emergencias o crisis.
Un desafío central con el que los colegios se enfrentan en este contexto, es contener el flujo de información desmedida y compartida impulsivamente, que suele provocar conflictos y malentendidos en alta escala. Por ejemplo, cuando se comenta virtualmente algunos problemas que un alumno ha tenido con un profesor, o también algún conflicto importante entre alumnos, donde cada quien toma partido demasiado pronto, dejando fuera la posibilidad que el Colegio pueda intervenir con protocolos de Convivencia u otras estrategias que permitan efectivamente resolver los conflictos.
Otro aspecto que preocupa mucho a los colegios es elasistencialismo que está ocurriendo con algunos padres que se adelantan a los niños y nos les exigen responsabilidad sobre la información escolar. Porque ahí hay padres que recopilan las tareas para el día siguiente, se mandan fotos si a uno se le quedó el material, o hacen circular los ejercicios y los pasos para llegar a ellos, de tal modo que terminan convertidos en los secretarios de sus escolares.
Valquiria Gomes no quiso que eso le pasara. El año pasado, luego de que su hija de primero básico le pidiera que preguntara en el grupo hasta qué página del libro tenía que leer para la prueba, decidió salirse. “No quiero una hija irresponsable o floja que piensa que la mamá puede preguntar por ella. No es mi responsabilidad hacerlo”, agrega.
Por todo esto, muchos establecimientos, justamente para mantener su carácter extraoficial, les piden a sus profesores que no formen parte de los grupos y que si los apoderados los incluyen, se salgan. Lo que les preocupa es el que el grupo de WhatsApp afecte o pase por encima de los conductos regulares. Que en el chat circule información que no es cierta o precisa, o sencillamente rumores que se expanden de grupo en grupo.
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